Gervasia Andreo Navarro, de 55 años y residente en
Murcia, siempre tuvo claro desde niña que quería ser madre. Quizás porque, como
ella dice, la época en la que nació así lo dispuso para ella; o quizás no. Lo
cierto y verdad es que Gervasia, Gervi
para sus amigos, disfrutó de una infancia feliz, despreocupada, y en sus
propias palabras “privilegiada”.
CORTE
VOZ 1: “Mis padres se esforzaban mucho para que
pudiéramos tener cosas que otros niños en ese momento no podían tener. Tuve una
infancia llena de sorpresas”
Ser madre no fue fácil, en absoluto. Con 21
años le diagnosticaron endometriosis y la sometieron a dos intervenciones que
la dejaron, literalmente “vacía por dentro”. Gervasia ya salía con su actual
marido y el padre de sus dos hijas, el cual nos comenta que siempre estuvo a su
lado consiguiendo que el bache fuese más llevadero. Se planteó adoptar, porque
la gestación subrogada es para ella “pensar que un hijo es como una mercancía
bursátil”.
CORTE
VOZ 2: “Para mí el aborto y la gestación subrogada es una cosa muy complicada y
delicada por lo que yo he vivido. La vida está muy desmitificada actualmente.”
Lo intentó igualmente, pues es una mujer de
convicciones y fe férrea, pero tras un aborto a los 6 meses de embarazo la
esperanza se desvanecía. Su primera hija, a la que así llamó (Esperanza), fue
una bendición y el preámbulo de la segunda. Por eso ella misma se describe como
“perseverante y con sentido del
humor”, y por eso cree que la clave para ser feliz consiste en ser capaces de
valorar lo que tenemos y no desear aquello que no podemos alcanzar. Aunque los
techos se pueden romper, reconoce, y en su caso está más que claro.
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