"Mi padre era un bohemio soñador, creo que es la persona que más he querido en el mundo", así describe Flora, una abuela de 74 años, a su padre, Jesús Martínez Cerezo, un escultor murciano que parece haber sido olvidado.
Martínez Cerezo se casó con Maruja Fenor y tuvo cinco hijos, trabajó en el taller de Nicolás Martínez desde los ocho años. Entre los recuerdos de Flora destaca el día en el que su padre volvió después de tres meses de Santo Domingo, República Dominicana, tras construir unas carrozas para un gran desfile.
Corte de voz 1: "Un recuerdo súper especial… mi padre cuando yo
tenía catorce años, que ya estaba cosiendo en un taller de modistas, se fue a
Santo Domingo, República Dominicana, tres meses a hacer unas carrozas para un
desfile multitudinario, fueron muchos artistas murcianos, se puede leer en la
hemeroteca, también tengo los recortes de periódico guardados. Al volver de
viaje, trajo dinero y fue una alegría para la familia".
Jesús Martínez trabajó incansablemente para sacar a su familia adelante. Después de la Guerra Civil, junto a sus compañeros del Taller, reconstruyeron el Cristo de Monteagudo que había sido bombardeado, pero, sin embargo, en una reciente exposición sobre el Cristo de Monteagudo en el Real Casino de Murcia "Apuntes sobre los escultores del corazón de Jesús de Monteagudo", donde se recordó a sus escultores, el nombre de Jesús Martínez, no apareció en ningún momento. Uno de sus hijos que acudió al acto levantó la mano para preguntar por él y aclarar el error que próximamente será corregido.
El escultor era autodidacta, cuando tuvo la edad entró a la Academia de Amigos del País donde realizaba trabajos como escultor y tallista. El resto del tiempo trabaja en su casa y tenía la ayuda de sus hijos varones.
Corte de voz 2: "Tengo
grandes recuerdos de mi padre, desde pequeña me ha llevado al ballet, a la
zarzuela, a los conciertos… Era autodidacta, cuando tuvo la edad se fue a la
Academia Amigos del País y allí su oficio era de escultor y tallista. Trabajaba
en mi casa y mis hermanos le ayudaban, uno de ellos, Marcos, se hizo fundidor de metal en bronce y fue uno de los mejores artistas de Madrid".
Flora nos ha hablado del artista con el corazón en la mano, demuestra admiración por él y es incapaz de no emocionarse mientras recuerda a su padre. Mira sus fotos y las enseña orgullosa, pero tanto ella como sus hermanos tienen una peña espina clavada, su reconocimiento profesional. Como hija de escultor, le encanta la cultura, el arte, la historia, la escultura... Es una gran apasionada de la lectura, el ballet y la zarzuela.
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| Foto de Flora Martínez, hija de Jesús Martínez Cerezo, escultor que se encuentra mirando la cabeza del Cristo a la izquierda de la imagen. |

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