Juana de Gea, una anciana de 92 años, ha tenido una vida, cuanto menos, ajetreada. Nació en el centro de Murcia, a los seis años tuvo que mudarse a la huerta y con 17 partió a Barcelona con su familia. De Gea era la menor de nueve hermanos.
CORTE 1: “En mi casa solo trabajaba mi padre, mi madre ya tenía suficiente con nueve hijos, éramos más pobres que los ratones.”
Cuando tenía 9 años estalló la guerra y Juana dejó de asistir a clases. Al preguntarle por la guerra solo recuerda el hambre que llegó a pasar su familia y el dolor que supuso perder a uno de sus hermanos en la contienda del Manzanares. Asegura que no tenía aspiraciones en la vida: “¿quién tenía aspiraciones en esa época?” Se casó muy joven y tuvo tres niños y una niña.
CORTE 2: “Al año y medio de casada tuve a Pepe, mi primer hijo. Murió en un accidente de coche hace ya muchos años. Y hace dos murió mi hijo Fernando, el segundo, de cáncer. Pero tengo nueve nietos y cinco bisnietos maravillosos. La vida te enseña a ser fuerte.”
La anciana, visiblemente afectada, señala que durante su juventud ella no podía hacer ni la mitad de lo que hacen los jóvenes hoy en día. Nunca pudo salir a bailar con sus amigas, siempre debían ir acompañadas. Recuerda entre risas una vez en la que llegó tarde a casa y su padre “le crujió el pellejo”.
CORTE 3: “Los jóvenes de hoy no apreciáis lo que tenéis y lo que podéis hacer.”
Una reflexión que, a su parecer, todos los jóvenes deberían tener en cuenta.
Grande la abuela con 92 años dando guerra y grande la nieta preparada para un ondas
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